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Supervivientes de Auschwitz, Buchenwald o los campos de Transnistria, escritores mundialmente célebres –Imre Kertész, Elie Wiesel, Aharon Appelfeld, Norman Manea o el menos conocido pero no menos espléndidoArnost Lustig (Praga 1926-2011), del que acaba de ver la luz su escalofriante novela o melancólico poema metafísico y humanista Una oración por Katerina Horovitzová– narraron, cada uno a su manera, su experiencia del Holocausto y la inconcebible barbarie nazi.
Lustig fue deportado a los dieciséis años al campo de Theresienstadt (o Terezin) y más tarde a Auschwitz y Buchenwald. Hacia el final de la guerra, en 1945, el bombardeo del tren que lo llevaba a Dachau le permitió evadirse y llegar hasta Praga. Allí tomó parte en el levantamiento contra los nazis de mayo de 1945.
Lustig fue deportado a los dieciséis años al campo de Terezin
Sobre bestias y hombres
La primera obra de Lustig apareció en 1957. En los años 60 jugó un papel muy activo en la célebre «nueva ola» del cine checo, para la que escribiría numerosos guiones inspirados en sus propias novelas, como Dita Saxová o Una oración por Katerina Horovitzová. En 2003, una vez retirado de la universidad, Vaclav Havel le proporcionó una vivienda en el barrio del Castillo de Praga y se instaló de nuevo en su país. En 2008 le fue concedido el prestigioso Premio Kafka, que anteriormente habían obtenido autores como Philip Roth o Haruki Murakami.
Una obra de tono casi metafísico, no exento de una escalofriante poesía
El sastre del campo
En ese reino de los muertos, en el que no dejan de desembarcar convoyes y en el que vaga por el cielo, «sin pausa», una misteriosa «humareda grasienta y caliginosa», al tiempo que se oye una palabra inquietante, «gas», se producen dos grietas significativas. Alguien, de un grupo de prominentes judíos americanos recién traídos de Italia, pide, con total inocencia y aplomo, hacerse un traje con el sastre del campo (que no se menciona nunca por el nombre, pero que muy posiblemente es Auschwitz). El nazi Brenske les ha propuesto canjearlos, a cambio de sus fortunas, por un importante general alemán.
La joven y bella Katerina Horovitzová murmura que «no quiere morir»
Autor de otra anterior novela no menos estremecedora, Ojos verdes(Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2006), con el personaje de Katerina Horovitzová volverá Lustig a tratar el tema de la supervivencia y, sobre todo, de la culpabilidad por sobrevivir en según qué circunstancias. La vida y la muerte, y «el área que nos rodea», como dirá el nazi Brenske, «es un coto que recae de manera exclusiva bajo nuestra jurisdicción».
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